Y abro la puerta a tantos extraños que no me extrañaría que alguien se me colara dentro.
Ahora, que sólo sangro a ratitos, puedo aprovechar para respirar más profundo.
La dificultad estriba en abrir las fosas nasales a esta contaminación de ciudad.
Llega un momento en que no te das cuenta y aspiras por la boca.
Y no hay más...
Porque a veces pierdo el rumbo y mi vida se deja llevar por el tiempo.
Prefiero no darme mucha cuenta...
Prefiero no mirar.
Prefiero seguir intentando respirar.
Pero sé que no hay más.
¿Qué le vamos a hacer?
3 comentarios:
Pues hay que hacer algo, porque yo te necesito con más frecuencia.
Boca a boca.
El único atajo para evitar la ciudad.
Me esforzaré más, Mariajesús. A las personas como tú hay que cuidarlas mucho, quedan pocas en el mundo.
Mil gracias por tu generosidad y tu cariño.
Un abrazo fuerte!
Fontenla, gracias por tu consejo. Me encantará seguirlo.
Publicar un comentario