lunes, 1 de septiembre de 2008

Veranos en color sepia

Hay olores que te transportan a otro espacio y otro tiempo. Los creías olvidados y, de repente, reaparecen en tu memoria como la pequeña explosión de una pompa de jabón.

Para mí, el olor de los veranos de mi infancia es el de la crema Aftersun de la marca Ecran. Ese botecito blanco con su tapón verde calmaba los calores después de todo un día de playa.

Aunque pase el tiempo, puedo recordar el olor de la crema
Nivea y de los balones hinchables que caían del cielo (cuando pasaba el helicóptero), del plástico de los roscos flotadores (yo tenía uno en forma de gallina, con su cabecita y todo), de los manguitos (que costaba un montón quitárselos y te arañaban todo el brazo) y de las colchonetas rojas por un lado y azules por otro (el modelo con cabecera transparente para ver el fondo del mar era lo más)...

Y los colores...

Ahora, las películas que tratan sobre esa época aparecen con un cierto color sepia, pero para mí, mi infancia siempre tuvo unos colores muy brillantes que se reflejaban en el mar de la tarde y te hacia poner los ojos chicos por la claridad.

Me guardo todas estas sensaciones en el álbum, para ojearlas cuando quiera.
Si la memoria se comparte ya no se pierde.

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