martes, 18 de noviembre de 2008

Amoramor

A mi compañera de piso le gusta dejar notitas por la casa. A mí ya me ha dejado más de veinte, a pesar de que me mudé tan sólo hace un par de meses. Son recaditos, saluditos, mensajitos... A mi compañera de piso le gusta hablar en diminutivo. Pensé que tendría que acostumbrarme a oír "cari" cada vez que hablase con su novio, pero ahora le ha dado por llamar a Javier "amor-amor", y para ello utiliza toda una gama de entonaciones cursis que me dan ganas de hincarme hasta el fondo los bastoncillos de las orejas.
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A veces les oigo follar. No, no me pone nada. Me arrepiento por no haberme hincado los bastoncillos en su momento mientras trato de ser selectiva con mi sentido de la audición, pero cuando ya casi estoy concentrada en el ruido perenne de la cisterna del quinto, sus grititos de "¡Amor-amoooor!" cual loba herida me devuelven inexorablemente al somier de al lado.
A él no se le oye. A veces pienso que le echa algún somnífero en el gin-tonic para poder montarlo a sus anchas sin que se queje, pequeña ninfómana insaciable...
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Yo también le dejo notitas a mi compañera de piso. No sé qué hace con ellas, si las tira o las colecciona, pero cuando vuelvo ya no están donde las puse y ella no me dice nada al respecto. Sólo me suelta indirectas sobre mi "siniestro sentido del humor". Sinceramente, no sé a qué coño se refiere: a Necesitaré Prozac para soportar aquí una semana más no le veo la gracia. Creo que la pobre no es muy avispada...
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Los domingos por la tarde mi compañera de piso y "amor-amor" suelen quedarse en casa acaparando felizmente el habitáculo común, y a mí, que llevo poco tiempo en la ciudad y no me surgen muchos planes, me dan ganas de asomar la cabeza por el balcón, cerrar la ventana de golpe y que mi cráneo vuele en caída libre. Al final nunca lo hago y sólo me limito a rechazar las palomitas de maíz y la invitación a ver una estúpida comedia romántica mientras les enseño mis encías (porque no puedo "sonreír" de otra manera).
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Últimamente Javier-"amor-amor" viene mucho por casa, aún cuando sabe que mi compañera de piso no está. Hablamos. No es tan tonto como me imaginaba. Nos reímos. Me tira los tejos. Yo me río por dentro imaginando una notita para mi compañera de piso: Tranquila, Javier y yo nos iremos a follar a otra parte. No tendrás que taparte los oídos, "amor-amor". Ella llega del trabajo y Javier finge haber venido antes para darle una sorpresa. Hago mutis por el foro enseñando las encías.
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Mi compañera de piso quiere hablar conmigo. Y aprovecha que me estoy depilando el bigote para acorralarme en el baño (tan inocente que parecía y mírala, la muy zorra). Me dice que nota raro a Javier, me pregunta si yo sé algo, como últimamente hablamos tanto... No sé si echarle cera en el pelo y salir corriendo o confesarle que me lo llevo tirando dos semanas... Me decanto por una tercera opción: mentir como una bellaca.
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Hoy le he escrito mi última notita a la idiota de mi compañera de piso y de paso al Mr.Precoz de su novio Javier-"amor-amor". He aprovechado su fin de semana de reconciliación para terminar la mudanza a un nuevo piso. Ya van cuatro casas en dos años...

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