lunes, 12 de julio de 2010

Lo que queda...

El esqueleto, ya sin carne, ya sin piel,

sigue mojado por el sudor de no entender.

Mi esqueleto, ya sin carne y sin piel, sigue caminando mojado en sudor.
Nunca creí que fuera posible... Pero así es.
Tampoco imaginé jamás que la desintegración de una persona pudiera tener lugar, y sin embargo aquí estoy: prueba fehaciente de que sí se puede.
Iba a poner "prueba viviente" pero no creo que a esto se le pueda seguir llamando "vivir"...
En fin, no sé...
¿Por dónde iba?
Ah, sí. Nunca imaginé que un ser humano pudiera llegar a desintegrarse, y menos de una forma tan... ¿Tonta? No, mejor digamos "curiosa", sigamos siendo "políticamente correctos"...
Perdón, es que no puedo evitar sonreírme con esta expresión, "políticamente correcto". Me pasa igual con "inteligencia militar" o "ministerio de igualdad"... Parece que alguien quiso hacer una broma uniendo las dos palabras y otro alguien lo tomó en serio...
Bueno, que me desvío de mi no-tema.

Lo que yo quería escribir, antes de terminar de desaparecer (empieza a caer polvillo sobre las teclas) es que sé que nunca hay una manera ideal de morir; quiero decir que hay desgracias, hay fatalidades, hay muertes prematuras (aunque no estoy muy de acuerdo con ellas), pero ¿hay alguna manera "reglamentaria" de desintegración?
El caso es que, si la hay, estoy segura de que no fue la mía. A mí nunca se me dio bien seguir las reglas.
Lo mío empezó como cuando nos despellejamos por haber tomado demasiado sol... Y de hecho así me lo tomé (claro que no pensé que hacía años que no me daba el sol... A veces damos las cosas demasiado por supuestas...). Luego la cosa empezó a tornarse un poco más seria, como cuando te quitas un padrastro de la uña y acabas con medio dedo en carne viva. Ésa fue la segunda fase.
La tercera y cuarta no querríais ni saberla y, bueno, creo que ya estoy en la quinta a juzgar por los ruidos de mis rodillas...

¿Es esto una especie de testamento? ¿Acaso pretendo alertar a las generaciones venideras? ¿Se podría haber evitado de alguna forma?
No lo creo. Quiero decir que no creo nada de lo que me acabo de cuestionar.
Sólo que... ¡Ay, mierda! Mi falange del dedo índice... Aaaah, qué contrariedad...
Ahora tardaré un poco más en escribir... Mira por dónde, siempre quise estudiar mecanografía y ahora estaría omitiendo las letras que mi dedo índice de la mano derecha escribiría... No hay mal que por bien no venga...
Ya no se ve la tragedia de mi situación... La perdí de vista hace tiempo (varios renglones arriba, para ser exacta).

Recapitulando: yo empecé a desintegrarme cuando dejé de entender la realidad de las demás personas. De verdad, fue así. De repente, un día me di cuenta de que lo que para mí era clarísimo (en mi tierra diríamos "de cajón"), para las demás personas era justamente lo contrario. También había quien, tratando de ser conciliador, procuraba entenderme o prestarme algo de su empatía (la empatía se vende muy cara últimamente)... Pero al final tenía que claudicar ante lo que yo llamaba "fundamentalismo humanitario".
Lo sé, sé que los fundamentalismos no son buenos, pero quizás, al unirlo con "humanitario", podríamos conseguir algo parecido a "políticamente correcto" o "inteligencia militar" (¡con "ministerio de igualdad" ni lo intento!).

La cuestión es que esa incomprensión hacia el mundo que me rodea (y no voy a poner ejemplos porque la lista sería interminable y no me queda tanto tiempo) es lo que ha acabado conmigo, me ha desgastado, literalmente. Me ha dejado en los huesos, sudando... O_o!

Así que aprovecharé los últimos instantes de mi no-vida para pulsar "Publicar entrada".

Entiendo que no lo entendáis...

4 comentarios:

Isabel Martínez Barquero dijo...

Pues lo entiendo, lo comparto y aplaudo este largoletraje con ganas.
Desintegrada e íntegra, como siempre Zoe. Pura, de pensamiento incontaminado.
Besos, cebrita.

mariajesusparadela dijo...

Mira que aprovechar tu final para entenderte...la vida (la muerte) no es justa.

Me encantó

Fontenla dijo...

Nunca se debe fiar una de un padrastro. Empiezas a tirar y no sabes dónde va a acabar la historia (o el pellejo).
Leído lo escrito, doy gracias por no haber estudiado ningún curso de mecanografía, al menos así nunca me faltarán letras.

*-* dijo...

Muchas gracias por tus palabras, Isabel. No sabes el alivio que es saber que existen personas como vosotras: MariaJesús y tú sois un refugio.

Gracias MariaJesús, aunque no sé si merece la pena tratar de entender nada... Mira cómo cabamos!! Jajaja!

Fontenla, muchas gracias por tu comentario. Sobre todo por sacar ese lado femenino que tod@s llevamos dentro con tu primera frase: "Nunca se debe fiar una de un padrastro". ¿Y yo dije que la empatía se vendía cara? Contigo es un placer regatear ;D