jueves, 17 de diciembre de 2009

Callandito


Pasé callandito por delante de tu puerta y te pillé en una postura comprometida.

Me escondía con el ego entre las piernas y descubrí que no era a ti a quien temía.

Cortabas el aire con una mirada y apagabas cualquier acto de rebeldía.

Y así se pasó la mitad de mi vida, entre el miedo, el respeto
y las ansias reprimidas.

19 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Pues, hay que sacar a pasear el ego de vez en cuando: Y si nos llaman locas, bendita locura.
Prueba a saltar, a bailar capoeira, a andar por el alambre, con el ego sobre las cabezas de los hombres...
El respeto, el silencio y el miedo, déjalos para cuando seas mayor y el ego esté marchito.

Unknown dijo...

Mi ego se desborda al volver a ver a tu cebra pastando por mi blog. Gracias.

*-* dijo...

María Jesús, gracias por tus sabias palabras. Tienes razón, pero una vez que se prueba a saltar y bailar como bien dices, no podemos dejar que se nos marchite el ego, y aún menos cuando seamos mayores. Ahí es cuando debemos llevarlo bien alto, orgullosas de haber vivido.

Un abrazo y gracias por visitarme.

*-* dijo...

BLANCO, lo prometido es deuda. No me des las gracias, al contrario. Debo dártelas yo a ti por tener unos pastos tan ricos en cortezas, césped, hojas y brotes.
Las cebras vamos en manada, y yo me estoy juntando con una que no veas.
Un abrazo!!

Isabel Martínez Barquero dijo...

Mi querida cebra, pues ahora te queda la otra mitad de la vida absolutamente despendolada y sin represión. Aquí ya nos vamos juntando unos cuantos testigos que daremos fe de que así sea.

Eres un sol.

*-* dijo...

Gracias Isabel, por haberte convertido en testigo de estas letras. Nunca pensé que contaría con unos ojos cómplices en esta aventura.
Gracias de nuevo, un abrazo!

Ana Ce Zeta dijo...

Así pasan la mitad de las vidas...
Con el ego entre las piernas (el ego propio y a veces el ajeno) y las ansias reprimidas (estas siempre en propiedad).

Isabel Martínez Barquero dijo...

¿No estarás enferma, cebrita?
Hace ya días que no te veo y me ha preocupado.
Aunque si tu silencio es elegido y no impuesto, lo respeto. A veces, necesitamos retiranos un poco para recargar la batería.
Un beso muy fuerte.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Te deseo un magnífico 2010 y agradezco al 2009 haberme dado la posibilidad de conocerte, Un abrazo.

Unknown dijo...

Gran 2010, Zoe.

Fontenla dijo...

Ni miedo ni respeto ni ansias reprimidas.
Mejor confianza y deseos por cumplir.

PERSÉFONE dijo...

Tu cebra nos encandiló. Siempre nos preguntaremos si primero fue el negro y luego el blanco o a la inversa. Somos especialistas en preguntas inútiles sobre criaturas bellas que nos hipnotizan.

En Babilonia nos entrenamos en el arte de las Hattori Hanzo (¿recuerdas a Beatrix Kiddo en Kill Bill?) para rendir a nuestros pies a los que nos hicieron temer.

El ansia hay que liberarla como un globo aerostático, alimentado por la mecha del deseo.

Zoe, tu nombre es precioso. Y cada vida es un álbum.

Besos de terciopelo y encaje.

*-* dijo...

¡Isabel, Feliz 2010! Muchas gracias por las felicitaciones. Siento mi ausencia, ha sido por motivos laborales (absorbentemente laborales). Espero ponerme de nuevo en marcha y seguir compartiendo palabras.
¡Un abrazo muy fuerte!

*-* dijo...

BLANCO, muchas gracias. Deseo que también lo sea para ti. Al menos este año mis propósitos son un poco más ambiciosos. Ya habrá noticias.
¡Un abrazo!
(Y otro fuerte para su América)
;D

*-* dijo...

Gracias Fontenla. Esos sí que son buenos consejos. Trataré de seguirlos sin perderme demasiado... O a lo mejor sí que me pierdo.

*-* dijo...

Lanita, gracias por tu comentario.
Un abrazo y, ya que estamos, feliz 2010 (que eso siempre viene bien).

*-* dijo...

PERSÉFONE gracias por tus preciosas palabras.

En mi cebra no sé si fue por la ausencia de luz o por la mezcla total de colores, pero primero fue el negro. De ahí se fueron formando ranuras por las que se filtró la luz o se fueron derritiendo lentamente los colores...

¡Un abrazo!

Fontenla dijo...

He vuelto por estos lares y me paro un momento para piropear tu foto. Me hubiese encantado haberla hecho yo.

*-* dijo...

Fontenla, que te pasees por estos lares ya me ruboriza; pero si encima me piropeas, entonces ya me sube el color y la temperatura!