sábado, 23 de julio de 2011

Medicina Natural

El día que recuperé la esperanza en la medicina occidental fue cuando la ginecóloga de la Seguridad Social me dijo: "Mastúrbate".
Había acudido a una revisión a regañadientes y, ya que estaba, le pedí algún remedio para aliviar los dolores de útero durante la menstruación.
"¿Perdón?", le contesté atónita.
"¡Mastúrbate! Tienes todo lo que necesitas: amor, placer y alivio, al alcance de la mano. Nunca mejor dicho...", apostilló jocosa.
Yo no daba crédito a lo que oía. Después de haber rehusado visitar durante años cualquier espécimen de bata blanca -evitaba a toda costa las farmacias, las ópticas y hasta los laboratorios de la Universidad-, ahora por fin aparecía un rayo de esperanza en el horizonte de la medicina moderna.
Sentía que había dejado atrás de una vez por todas un largo historial de prescripciones patrocinadas por multimillonarias empresas farmacéuticas, de diagnósticos fallidos -con punción lumbar incluida-, de cierto episodio de pseudo abuso sexual, de casi obligarme a tomar la píldora anticonceptiva en sus múltiples variantes...
Después de lustros de desconfianza, ahora podía haber una alternativa para mí... Aunque, por otra parte, me sentí un poco estúpida al no habérseme ocurrido antes echar mano de dicho remedio.
Salí de la consulta tan contenta, tan reconfortada ante la idea de combatir el sistema desde dentro, que ya me veía llevando una máscara de Guy Fawkes en versión femenina (¿sin bigote ni perilla?).
Estaba deseando que me bajara de nuevo la regla, ahora sí podría practicar con el ejemplo, podría ser el bastión del cambio para mis hermanas ("Oh, my sister!").
Estaba ansiosa por poder finalmente decir: "Me voy a masturbar, me lo ha recomendado mi médico".

4 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Ten la certeza de que tu ginecóloga no es del Opus...
¡Qué maravilla de post!, deberían recomendarlo en los institutos.




(la palabra de verificación es pansmat...como me he quedado, pasmada)

Fontenla dijo...

Brillante (por lo lubricado) post. Deberían ponerlo en la entrada de los hospitales, en los leones del Congreso y en los despachos de todas las productoras ejecutivas de todas las televisiones del mundo.
No sé qué pensará la prima de Riesgo pero yo me he quedado a gusto leyendo estas letras.
(La palabra de verificación es caryo y, como no le encuentro significado, ya estoy fantaseando con ella).

*-* dijo...

Gracias MariaJesús!

Un abrazo fuerte!!

*-* dijo...

Me alegro por tu entusiasmo, Fontenla.
Hay veces que una servidora menosprecia la capacidad de comprensión masculina, sobre todo en lo referente al sexo. Mis disculpas.
¡En realidad, hay tanto que compartir!

Un abrazo y gracias por escribir!